"El Jardín de mamá pulpo"

viernes, 19 de julio de 2013

Baby, mi segunda hija

Les comparto esta entrada que me encanto, es respecto al segundo hijo, tal cual es el titulo, y no es que uno quiera que todo eso pase, pero en realidad sin darnos cuenta pasa.

El segundo hijo. 
Compartimos este texto que nos ha parecido maravilloso!!!
Posteado por una mamá a punto de dar a luz… a su segundo bebé obviamente! Que lo disfruten…
EL SEGUNDO HIJO
El “segundo” nos encuentra menos prolijas y obsesivas…
Se aguanta más tiempo con el pañal mojado.
Come chocolate y toma mate antes del año.
No sabe de rutinas ni de horarios fijos.
El “segundo” debe soportar bastante menos nuestros temores e inseguridades…
No corremos a la guardia por una simple fiebre.
Duerme desde que tiene un mes en su habitación.
No necesita ni adaptación en el jardín.
El “segundo” aprende a la fuerza el significado del verbo compartir…
Anda muchas veces con ropa heredada.
Casi nunca sale solito en una foto.
Aguanta estoicamente caricias violentas y besos pegajosos de su hermano.
Y lo más importante: el “segundo” corrobora lo que ya sospechábamos (a pesar del inmenso miedo)… que es posible enamorarse de otro hijo, con la misma pasión e intensidad.
¿Que os pareció?

A que si nos pasa con el segundo? y no se diga con el tercero, bueno no se, ya veré. Pero a mi peque baby si le ha pasado así. Ropa heredada, casi no sale en fotos sola, es tan posesiva y aun así tiene que compartir, casi nunca esta sólita, la hermana mayor la busca siempre y tiene que soportar los golpes bruscos en los juegos de ella, no le costo nada la adaptación al cole, aunque ahorita solo va al cole de verano. Dejo el pañal en 4 días y al 5 ya usaba chones. Durmió muy poco en su  cuna; en cuanto pase a la  mayor  a la cama, ella también tuvo que pasar a su cama. Aprendió los números, las formas y los colores a la par de su hermana sin que mami estuviera ahí. O tal vez ahí estaba mami pero enseñándole a la mayor y mientras ella; la segunda, mi peque, aprendiendo de oídas todo.

No tengo que estar sobre ella en las comidas, cuando menos siento ya acabo el plato, casi a veces pasa desapercibida. No como la mayor que para todo le poníamos atención y no despegábamos el ojo ni en las noches.

Y si!, me ha enseñado que puedo amarla con toda la intensidad con la que he amado y amo a la mayor.

Te amo mi baby.